Desde el 2000 trabajo en algo que siempre me ha entusiasmado: enseñar a estudiar.
Cada persona tiene su forma, el reto está en ayudar a descubrir el mejor sistema para cada ocasión.
De todas formas, hay que reconocer que la mejor técnica, si no va unida a tiempo de reflexión, no sirve de nada.
Aprender de verdad es conseguir no sólo aprobar exámenes -en ocasiones ya es mucho, por la ayuda que supone para la propia autoestima- sino también incorporar esos conocimientos, de forma crítica, a la propia vida.
De todas maneras, he de decir que algo me llama mucho la atención: siempre se estudia a partir de texto escrito, cuando hay gente que aprende mucho más si incorpora el movimiento; y además la gran mayoría de las personas tenemos más memoria visual que auditiva, así que deberían trabajarse mucho más las fotos, imágenes del libro, mapas conceptuales con códigos de colores...
A veces, a los adolescentes les hago manipular cajas para aprender la diferencia que hay entre determinante y pronombre: les cuesta muchísimo aceptarlo porque les parece infantil, pero funciona prefectamente y luego ya no se olvida.
Hay mucho terreno por recorrer en este campo, no todo se soluciona con libros u ordenadores...
Un último inciso: a la hora de trabajar con chicos con altas capacidades (superdotados) es importante tener en cuenta la memoria, especialmente a medio-largo plazo. Como comprenden muy rápido, corren el riesgo de no ver la necesidad de memorizar, y a veces se convierten en auténticos incultos porque su memoria a largo plazo no tiene "datos interesantes" desde el punto de vista académico.