Ahora, en realidad cada vez hay menos gente que tenga ilusión por madurar.
El ideal de la eterna juventud, el escaso reconocimiento que se le da en ciertos sectores a la experiencia...
Y, cómo no, a veces las quejas interminables que oyen nuestros jóvenes sobre el trabajo.
Lógicamente, aquí nos encontramos con un problema potente: ¿para qué estudiar si mi ideal es ser siempre estudiante?
Después de hablar a fondo con chicos bastante listos que vienen a mi despacho, he descubierto que es un tema que va en aumento. Algo habrá que hacer, cuando educamos. Si nuestros chavales piensan que mejor no pensar en el futuro, ¿para qué van a esforzarse ahora? ¿Cómo se les ilusiona con proyectos entusiasmantes pero de largo plazo?
El "hoy/ ahora/ ya mismo" potencia el botellón y dificulta pensar en las consecuencias a medio plazo.

Quizá los problemas más profundos no se solucionan por decreto ley contra el alcohol, sino por ejemplo y coherencia mantenidas con constancia en casa...